miércoles, 6 de julio de 2011

Índice de Estados Fallidos: Somalia

Recientemente, The Fund For Peace publicó su Índice de Estados Fallidos que, en términos muy simples, cada año enlista, del peor al mejor, los países con la capacidad para proteger a sus ciudadanos y brindarles los servicios más esenciales.

La lista, que se basa en factores como la sustentabilidad, el desarrollo económico, la gobernabilidad y la seguridad, causa debates cada año sobre la confiabilidad de los criterios que hacen que un estado suba o descienda en el ranking. Sin embargo, pese a las descalificaciones al listado y el orden en que cada año aparecen los países, al menos un aspecto de la lista es irreprochable: los estados que ocupan los extremos. Este año, Somalia, repite como el estado fallido por excelencia, y Finlandia, se estrena como el mejor país en términos de estabilidad. 

¿Qué hace que cada uno de ellos ocupe ese sitio? ¿Qué tan grande es el abismo que los separa? Cada uno merece un análisis individual y los abordemos en dos entradas. Hoy, Somalia.  


Somalia

Incluir a Somalia en una lista de “Estados” fallidos es irónico por la connotación de la palabra, pero dicha ironía acarrea un contexto de guerra y miseria. Atendiendo la concepción contemporánea del Estado, Somalia difícilmente podría entrar en esa etiqueta conformada por territorio, población y gobierno, y es más un rompecabezas que sobrevive en medio del caos y la anarquía casi totales. 

Cinco estados independientes con autoridades distintas y conflictos limítrofes entre sí, además de vastos territorios controlados por señores de la guerra, conforman el complejísimo mapa de Somalia. Algunos de ellos tienen moneda propia y otros obedecen a un gobierno establecido en la capital del país, Mogadiscio, de la que sólo controla unas cuantas calles que pelea desde hace años con el grupo islamista Al Shabab. 

La República Somalí, Puntlandia, Galmudug, Maakhir y Somalilandia son los cinco “estados” independientes que convergen en el territorio del país. Cada uno de ellos enfrenta escenarios complejos y merecerían por sí mismo una entrada en el blog.

Si bien la temprana independencia de Somalilandia en 1991 le ha permitido un avance superior al del resto del país y niveles de seguridad que se encuentran a la cabeza de los países africanos, es un país no reconocido por nadie en el mundo. Por su parte,  Puntlandia, el centro de la piratería en el Golfo de Adén, se ha declarado como “un estado autónomo dentro de Somalia”. Finalmente, Galmudug y Maakhir luchan por ser reconocidos como estados autónomos en territorios que son reclamados al mismo tiempo por el gobierno de Mogadiscio y por Puntlandia o Somalilandia. ¿Un poco difícil el escenario no?

Mapa de las cinco regiones de Somalia en 2008


A pesar de este caos, y rozando el límite de lo kafkiano, Somalia es un Estado reconocido por la ONU y la comunidad internacional a tal grado que ocupa un sitio en la Asamblea General. 

Los veinte años de guerra ininterrumpida que vive el país iniciaron en 1991, cuando varios grupos rebeldes derrocaron al dictador Siad Barre, quien había gobernado al país desde 1969. Después de que Barre huyera a Kenia, el vacío de poder derivó en una guerra civil entre los señores de la guerra que partieron a Somalia en varias regiones y establecieron milicias locales que llevaron al país a la anarquía.

En un intento por salvar algo que quedara del Estado, la ONU ordenó la intervención de una fuerza multinacional en 1992 para pacificar el país. La aventura que se llamó “Operación Restore Hope” terminó en 1995 después de múltiples bajas e imágenes que quedarán como símbolo de Somalia como el cuerpo del marine estadounidense David Cleveland siendo arrastrado por las calles de Mogadiscio después del famoso derribo de los Black Hawks en 1993.

La foto que tomó Paul Watson del marine
David Cleveland en Mogadiscio


Los años de anarquía fomentaron la aparición de grupos de control que suplieron al inexistente sistema judicial y que implementaron la Sharia o ley islámica mediante Cortes en varias regiones del país. En el caldo de cultivo de una sociedad que, a falta de Estado, aceptaba cualquier intento por pacificar el país y disminuir la inseguridad es que surgió la Unión de Cortes Islámicas (UCI), que después de una década de implementar cierto control en el sur del país terminó extendiéndose a casi toda la región.

La expansión de la UCI, que llegó a controlar casi toda Mogadiscio, derivó en 2006 en un enfrentamiento con un Gobierno Federal de Transición implementado en 2004. Ante la nueva guerra civil, UCI declaró la “guerra santa” y abrió la puerta a milicianos extremistas vinculados con Al Qaeda que dieron paso a la creación del grupo Al Shabab. Al perder la UCI el control de Mogadiscio y de otras partes del territorio, el Gobierno Transicional decidió buscar un pacto entre todas las facciones y eligió como presidente del país a Sharif Sheid Ahmed, antiguo miembro de las Cortes y quien, a raíz de su acercamiento con occidente, enfrenta ahora en Mogadiscio una continua batalla casa por casa con los milicianos de Al Shabab.

El ajedrez de Mogadiscio, según Foreign Policy


Este escenario es el que The Fund for Peace consideró para situar a Somalia, por cuarto año consecutivo, a la cabeza de los estados fallidos. Con liderazgos políticos, militares y de seguridad “pobre”, The Fund for Peace considera que la estabilidad en el país no vendrá en el corto plazo.

Veinte años de guerra civil han dejado más de 2 millones de desplazados de los 10 millones que conforman la población somalí, que persiste con un PIB de 5.8 mil millones de dólares al año.

En los últimos meses, la violencia en Somalia se ha recrudecido. Como reporta Hernán Zin en su blog “Viaje a la guerra”, la ofensiva de AMISOM y el Gobierno Transicional, que luchan “casa por casa, cuadra por cuadra” contra los miembros de Al Shabab, ha permitido que el gobierno recupere el control de una parte de la capital.

Quizá en ningún otro escenario como el somalí aplica mejor la frase del poeta Raymond Radiguet que en alguna otra ocasión recordamos en este blog: “el drama de ciertos seres, de ciertos países, no llega a afectarnos profundamente, puesto que, aunque resulte horrible decirlo, se considera que han nacido para ello”. En ese drama está Somalia, y no saldrá de él en lo inmediato.



Para tratar de acercarnos a la vida en Mogadiscio, un video tomado del blog de Hernán Zin en su recorrido por la ciudad.



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